martes, 13 de noviembre de 2012

Menorca pétrea (1).-
por Juan A. Gutiérrez.
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 Areniscas azotadas por el viento y la salinidad, en las cercanías
 de las salinas de Mongofre, en la ruta del Camí de Cavalls, en
 la costa E. de Menorca.-



Me vino la fugaz idea de mostrar Menorca en este blog tan particular, con imágenes incluidas por supuesto, como dando a entender a quien leyera mi entradas, que este lugar casi paradisíaco es el apropiado para pasar unos días de descanso, para venir a conocer sus playas, sus campos, su arqueología única, etc… Y la verdad, tras unos momentos de reflexión, he llegado a la conclusión de que no me apetece en absoluto escribir sobre Menorca en plan “guía turística”, con fotos idílicas y demás perifollos, porque, además de no ser esto lo que realmente quiero, considero que en el mercado y en las bibliotecas hay excelentes guías de viajes, con ese regusto turístico, a consultar por el que quiera, y no deseo participar o impulsar movimientos turísticos en masa hacia la isla. Mi opinión al respecto es que confío poco en las buenas intenciones del turista tipo, de la clase que sea, porque, en general, el turista, tal como lo conocemos, es un especímen que respeta poco o casi nada aquello que visita o disfruta, en contraposición al viajero, una persona con mejor formación intelectual y con una mejor disposición a dejar aquello que ve y siente tal como está… Menorca recibe cada año cientos de turistas y visitantes, porque la isla lo merece. La mayoría buscan la excelencia y belleza de sus playas, pero también hay, los menos, que buscan su cultura milenaria, su arqueología única… Las instituciones y las autoridades vigilan porque estas gentes traten de molestar lo menos posible, que no contaminen con su presencia el hábitat y el paisaje. La conciencia del respeto al medio aumenta cada año, pero queda mucho por hacer…
Mis pretensiones son más modestas y se reducen a dar unas pinceladas, lo más subjetivas posibles, sobre Menorca, sus hábitats, sus paisajes, sus gentes…
Aclarada esta cuestión, dedicaré este primer capítulo a la llamada “Menorca pétrea”. Pensaran los lectores de este blog que cómo es posible que haya decidido tratar en primer lugar sobre este aspecto y no sobre otros más triviales y definitorios, como la costa, por ejemplo. Y esta elección tiene sus razones. No es que no me interesen las playas y los hábitats costeros, pero con los años tus gustos y querencias van por otros derroteros… Si hay algo que defina verdaderamente el hábitat menorquín es la preponderancia de lo campestre, del agro. Y el campo en Menorca es pétreo. Aquí tenemos rocas, guijarros y ripios por doquier. En el paisaje domina el fenómeno de los muros de piedra seca, de las tanques, de parcelas definidas y delimitadas por paredes, por balates hechos con una maestría sutil y genial, y el taliótico, esa cultura única, con base megalítica, tan presente por toda la geografía menorquina. El paso de los años y el uso que se le ha dado al campo ha configurado, y de qué manera!, el aspecto y apariencia únicas de Menorca. Y este resultado tiene su origen en otro fenómeno al que dedicaremos otro capítulo: el viento. La tramontana, ese viento tan persistente y definitorio, tan determinante, tan fuerte y tan salado, ha modelado y causado este hábitat tan propio de estas tierras… 




















 Caprichos de la erosión en el cabo Favaritx, junto al faro. El viento
 de tramontana, la sal y el material de la propia roca, modelan el
 roquedo…

























  Al Sur del principal yacimiento de la cultura talaiótica, Torre d’en Gaumés, 
  se encuentra el sepulcro megalítico y pretalaiótico de Ses Roques Llises, en
  las cercanías de Alaior, junto a la carretera de acceso a la Playa de Son Bou.
  Uno de las losas verticales que lo forman, por nombre técnico ortostato,
  presenta estos particulares agujeros en la roca, que se da con insistencia
  en la piedra caliza de la isla, el material más utilizado para la edificación de las
  estructuras propias de la cultura talaiótica que, con el paso de los
  años, acaba disolviéndose, atacada por la tramontana, la sal y los líquenes…
  


























 Cerca de Mahón se encuentra el poblado talaiótico de Talatí de Dalt.
 Esta es la taula tan particular de este yacimiento, con la pilastra adosada
 al monumento principal. De nuevo la roca caliza es la protagonista, aguantando el
 paso implacable de los años…



























 Talaiot de Torelló, en las cercanías de Mahón.
 Este es uno de los símbolos de Menorca, una de sus identidades: el talaiot.
 Se trata de una torre, con forma troncocónica, a modo de atalaya o mirador.
 Como todo lo que se escribe en arqueología, “se supone” que su función
 tenía mucho que ver con la seguridad de los poblados, aunque también
 hay talaiots con habitaciones interiores, a modo de viviendas… El hecho es
 que todos tienen la misma estructura y la misma forma constructiva: grandes
 piedras calizas en la base, que se va estrechando hacia arriba, una perfecta
 sincronización en la colocación de las piedras… Hace 1.500 años ya había
 excelentes canteros que sabían lo que hacían…





























La típica "tanca" o barrera de madera de ullastre (olivo silvestre,
tan adaptado al clima de Menorca), sirve para facilitar el acceso a las
parcelas del campo de Menorca, esos bancales delimitados por muros
de pared seca. Estos balates de piedra sin argamasa y sus portales
de acceso son otro de los símbolos de Menorca.

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De estas estructuras y de otras piedras, como el marès, trataremos en el siguiente capítulo sobre Menorca y su hábitats... 



 Mahón - Menorca
 Nov. 2012

2 comentarios:

  1. Muy buena y elaborada tu entrada, Jon. Un saludo. Pepe.

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    1. Gracias!... Atención a las próximas entradas sobre Menorca y sus hábitats. Serán siempre opiniones muy personales y muy alejadas de lo que se expone en las guías turísticas. Salud!

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